Julia
Eissa
El poscolonialismo es un conjunto de
teorías que abordan el legado de la colonización española y portuguesa desde el
siglo XVI hasta el XIX, o británica y francesa durante el siglo XIX. Como
teoría literaria trata de la literatura producida en países que fueron o son
aún colonias de otros países. También analiza los efectos del conocimiento
producido en los países colonizadores sobre los países colonizados, o sus
habitantes. De acuerdo con Jonathan Culler (2004), la teoría poscolonial es un
conjunto de teorías que pretenden entender los problemas que plantea la
colonización europea y sus secuelas, en este legado “las instituciones y las
experiencias poscoloniales, desde la idea de nación independiente hasta la
propia idea de cultura, están complicadas con las prácticas discursivas
occidentales” (155-156).
La teoría poscolonial formó parte de las herramientas
críticas de los años ochenta, centrándose en muchos aspectos de las sociedades
que han sufrido el colonialismo: el dilema de constituir una identidad nacional
al despertar del yugo colonial, la manera en la que los escritores de países
colonizados intentan relacionarse e incluso celebrar sus identidades culturales
y reclamarlas a los colonizadores, los modos en que el conocimiento de los
países colonizadores ha llevado a elaborar una determinada subjetividad en los
colonizadores (la perpetuación de las imágenes de los colonizados como seres
inferiores), pero también el modo en que ese conocimiento ha generado también
revueltas anticoloniales. Las pautas centrales de esta teoría fueron definidas
por el teórico palestino Edward Said, quien en su libro Orientalism
(1978) inició una genealogía de los saberes europeos sobre el “otro”, mostrando
los vínculos entre ciencias humanas e imperialismo.
La teoría sobre el Orientalismo, más que una disciplina,
es un discurso hegemónico que tiene su base en el mundo erudito y de las
instituciones y gobiernos, con una pretensión de verdad, discurso que tiene más
que ver con Occidente que con un Oriente real, puesto que es producto de las
propias circunstancias históricas y políticas de Europa. A partir de esa
definición, Edward W. Said sostuvo en Orientalismo
(1978) que en Gran Bretaña y Francia
–las grandes potencias coloniales europeas decimonónicas– se generó una
corriente cultural que resultó hegemónica en dichos países y que las bases
propuestas por la Antigüedad y del Medievo, le sirvieron para generar sus
propias identidades en contraposición a “Oriente”, fundamentalmente
identificado con un modelo árabe y musulmán.
En 1993, Said publicó Cultura
e imperialismo, en él ampliaba su enfoque al incluir propuestas de
los estudios publicados por John MacKenzie y otros historiadores durante la
década de 1980. En dicha obra, sostuvo ahora que el nacionalismo de las dos
grandes potencias coloniales europeas se alimentó no sólo del “Yo contra el
Oriente árabe”, si no en el “Yo contra el Resto”. Además, este último estudio
no sólo se centra en Francia y Gran Bretaña, sino que también dedica su
atención al discurso anticolonial que se generó entre los pueblos bajo dominio
colonial, que tendieron a reproducir la misma dinámica desarrollada por sus
dominadores, aspecto frecuentemente ignorado por sus críticos.
Este camino de crítica hacia los problemas desarrollados
a partir de un momento de colonización fue seguido rápidamente por académicos
indios (Gayatri Spivak, Homi K. Bhabha, Ranahid Guha) y latinoamericanos
(Walter Mignolo), quienes buscaron adaptar a sus diferentes culturas los
postulados propuestos por Said y otros teóricos durante la década de los
ochenta, dando como resultado una teoría poscolonial en la que se busca una resignificación
de los distintos periodos coloniales a lo largo de la historia en diferentes
países del mundo. Dichas teorías poscoloniales gozaron de gran popularidad en
los Estados Unidos, sobre todo en medios académicos tradicionalmente ocupados
en el estudio de las llamadas “foreign
cultures”: antropología, etnología, historia y literatura. El acceso a las
cátedras universitarias de inmigrantes provenientes de América Latina o de las
antiguas colonias del Imperio británico, así como las discusiones de los noventa
en torno al posmodernismo, la Deconstrucción, los Estudios Culturales y la
teoría feminista, contribuyeron a la institucionalización académica del
poscolonialismo.
Uno de los teóricos que ha contribuido a la
institucionalización académica es Homi K. Bhabha, quien es una de las figuras
más importantes en el área de los estudios poscoloniales. Formado
principalmente en literatura inglesa –si bien es originario de la India,
desarrolló sus estudios de posgrado en la Universidad de Oxford–, su interés
principal es el ámbito de las humanidades, en el que las historias materiales
de los diferentes países y civilizaciones se cruzan con los imaginarios, las
utopías y las narraciones, con las reflexiones conceptuales pero también con
las producciones ficcionales. Los términos y conceptos más importantes que ha
desarrollado Bhabha son seis: la ambivalencia, el estereotipo (o el estereotipo
como fetiche), el mimetismo, el tercer espacio, la liminalidad y la hibridez.
No parece descabellado, sin embargo, proponer que casi todos ellos pueden
proceder de la lectura de la obra clínica de Fanon, y Turner de la que ha
heredado los intereses fundamentales: la atención a la alienación colonial, a
la neurosis del colonizado, a la pulsión del mimetismo, las relaciones colonizador-colonizado,
las jerarquías de poder, entre otros. Así, dichos conceptos principales se
encuentran brevemente abordados para dar una idea general de ellos.
Ambivalencia
y estereotipo
Ambivalencia es uno de los términos
más repetidos en la obra crítica de Homi Bhabha, quien sostiene que el discurso
colonial es ambivalente, porque -como había sugerido Fanon- el otro, el nativo,
es a la vez objeto de desprecio y deseo. La ambivalencia describiría en este
caso un proceso simultáneo de negación y de identificación con el otro. En cuanto al estereotipo, Bhabha
considera que es estructuralmente similar al fetiche freudiano, porque
ambos unen lo extraño y perturbador (sexual o racial) con lo familiar y
aceptable (el fetiche o el estereotipo). En este sentido, el estereotipo
colonial sería como el fetiche, una fijación que vacila entre el placer y el
miedo. En segundo lugar, encuentra que el fetiche y el estereotipo mantienen
una analogía funcional, ya que el estereotipo colonial también representaría la
diferencia (por ejemplo, de raza o de cultura) como una fuente de ansiedad. De
este modo, el temor que suscita la diferencia racial tendría un funcionamiento
análogo al del temor que suscita la diferencia sexual y tanto el estereotipo
como el fetiche serían el instrumento que normaliza esa diferencia.
Mimetismo
Bhabha se refiere a menudo al
mimetismo como un instrumento del saber y del poder colonial a la vez que como
una estrategia de exclusión e inclusión social y simbólica, ya que permite
discriminar al nativo “bueno” del “malo”, al que se asimila y remeda las costumbres
y la civilidad del blanco y al que se resiste a la asimilación. En este
sentido, no obstante, afirma que el mimetismo es también ambivalente (porque
exige a un tiempo la semejanza y la desemejanza, porque reside en el juego de
la similitud y en la diferencia) y que tiene un efecto perturbador en el
dominio colonial.
La
liminalidad, el tercer espacio y la hibridez
En El lugar de la Cultura (2004), Homi
Bhabha desarrolla una idea clave de Victor Turner sobre liminalidad, junto con
sus registros simbólicos relacionados (como rito de paso, limen, comunitas y
antiestructura) que se encuentran en el ritual no dualista y el cambio de
naturaleza de la identidad en el mundo moderno (en gran parte poscolonial). De
acuerdo con Homi Bhabha, la perspectiva poscolonial, que en su formulación es
liderada por un modelo simbólico Turneriano de drama social liminal, no es sólo
una especulación ociosa, ni la mera reflexión, ni sólo una forma de la crítica,
sino un proceso de celebración de espacios dinámicos del cambio cultural que se
caracteriza por identidades cambiantes. Para Bhabha, la teoría, en este caso
liminalidad, es una respuesta a un verdadero momento de la intervención en la
vida cotidiana de las personas que tratan de lidiar con los remolinos cósmicos
de cambio alrededor de ellos. Debido a este cambio, el concepto de cultura no
se define de manera integral sino como enunciación, es decir como una
conciencia de las zonas fronterizas, viéndolo como central para explicar la
naturaleza y la importancia de las diversas formas de espacio que pueden ser
identificadas en la experiencia cultural humana.
El espacio de frontera que Turner
describe como el lugar cuando las cosas dejan de significar otra cosa, porque
todo esto se convierte en el límite que Homi Bhabha llama “el reino de los más
allá”, entendido éste como un espacio impugnador de las fronteras del presente;
el momento de tránsito donde se cruzan el espacio y el tiempo para producir
figuras complejas de diferencia e identidad, pasado y presente, por dentro y
por fuera, la inclusión y la exclusión; porque hay un sentido de
desorientación, una alteración de la dirección, en el más allá. Como una
irrupción, la idea de liminalidad, de Homi Bhabha, muestra que “el más allá” no
es un espacio sobre determinado pero sí cargado con una ambigüedad, ya que
representa un acto de liberar ese momento posdialéctico cuando la gente rechaza
estructuras y hegemonías, y ocupa cualquiera de los espacios heterogéneos donde
se negocian relatos de su existencia, así como los espacios particulares de
significados e identidades diferentes dentro de la condición poscolonial. A
menudo se entiende en el nivel de abstracción que ésta es una condición precaria
a la experiencia, ya que es caracterizado por la “existencia indescriptible”
(Turner), un sentido de “desorientación” y “una alteración de la dirección” (Bhabha).
Homi Bhabha teoriza acerca de un “tercer
espacio” de la confusión y la paradoja, o liminalidad, en el contexto del poscolonialismo,
desarrollando una teoría poscolonial que supera la visión de futuro y de largo
alcance de los puntos de vista de Frantz Fanon y Edward Said, al estar en
desacuerdo con las perspectivas presentadas por los pensadores partidarios, en
particular a los escritores de la descolonización de Literatura de África
(Chinweizu y Madubuike, 1980). Al fundamentar su versión del poscolonialismo en
liminalidad o el tercer espacio, Bhabha es capaz de contextualizar la
naturaleza controvertida de la post-condición colonial y proporcionar un
contrapunto a las cuestiones de identidad. En otras palabras, el colonizador y
colonizado están tan profundamente implicados en el otro que cualquier discurso
sobre el origen resulta una paradoja.
De igual forma, Bhabha quiere
presentar un repertorio de lugares en los que se representa un libro inglés,
que por excelencia es la Biblia, como un emblema del poder colonial, y sostiene
que ese libro inglés es un signo y un fetiche que encarna la centralidad y la
permanencia del dominio europeo y que, paradójicamente, es también un indicio
de la ambivalencia colonial y de la fragilidad del discurso del colonizador.
Bhabha señala que los indios aceptaban de buen grado el libro “inglés” de su
anécdota, la Biblia, porque era un regalo utilísimo, que podía venderse o
usarse como papel. La aceptación sería un indicio de lo que Bhabha llama
hibridación, que se detecta por la tensión que se produce en el límite entre
culturas que tienen expectativas enormemente diversas, en este caso, sobre los
usos de un libro o sobre la relevancia de su contenido. Más aún que las órdenes
de la autoridad militar o que la represión de los nativos, Bhabha escribe que
la producción de hibridaciones es el efecto más notable del poder
colonial, y que el reconocimiento de este hecho produce un cambio de
perspectiva sobre lo que es o no una forma de subversión y resistencia.
De los conceptos anteriores, se puede decir que la relación
colonial entraña la disolución del discurso occidental mediante su continua e
inevitable interpretación en un medio social, religioso y cultural diverso, ya
que no sólo el colonizador construye discursivamente al colonizado -como habría
dicho Fanon-, sino que también el colonizado construye al colonizador, o éste
se construye a sí mismo asumiendo la imagen de sí que procura la adopción del
punto de vista del colonizado. Por lo tanto, podemos concluir con una reflexión
de Homi Bhabha:
“El distanciamiento de las
singularidades de ‘clase’ o ‘género’ como categorías conceptuales y
organizacionales primarias ha dado por resultado una conciencia de las
posiciones del sujeto (posiciones de raza, género, generación, ubicación institucional,
localización geopolítica, orientación sexual) que habitan todo reclamo a la
identidad en el mundo moderno. Lo que innova en la teoría, y es crucial en la
política, es la necesidad de pensar más allá de las narrativas de las
subjetividades originarias e iniciales, y concentrarse en esos momentos o
procesos que se producen en la articulación de las diferencias culturales.
Estos espacios ‘entre-medio’ [in-between) proveen el terreno para elaborar
estrategias de identidad (singular o comunitaria) que inician nuevos signos de
identidad, y sitios innovadores de colaboración y cuestionamiento, en el acto
de definir la idea misma de sociedad”.
Referencias
Bhabha,
Homi K. El lugar de la cultura.
Traducido por César Aira. Argentina: Ediciones Manantial, 2002.
-------------.
“Signs Taken for Wonders: Questions
of Ambivalence and Authority under a Tree outside Delhi, May 1817”, en
Critical Inquiry, Vol. 12, No. 1. The University of Chicago Press, Otoño, 1985. Consultado por internet en:
Culler,
Jonathan. Breve introducción a la teoría literaria. Barcelona: Crítica, 2004.
Fanon, Frantz. Piel negra, máscaras blancas. Buenos
Aires, Ediciones Abraxas, 1973. Consultado por internet en:
Fernández
Buey, Francisco. Said y la topología
cultural del imperialismo. 2003. Consultado por internet en:
Mendieta, Eduardo. “Ni orientalismo ni occidentalismo:
Edward W. Said y el latinoamericanismo”, en Revista Tabula Rasa, núm. 5, julio-diciembre 2006, Colombia. Consultado por
internet en:
Textos digitales de Edward Said
Cultura
e imperialismos
Orientalismo
Excelente acercamiento al poscolonialismo y sus teoristas.
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